jueves, 20 de noviembre de 2014

Gestos digitales




Me pegunto qué tipo de espacio, o qué tipo de local, es este de fb cuando asisto atónito a la que se ha liado con la destitución de Javier (no añadiré apellido) en la dirección del CENDEAC. Y me lo pregunto porque hace ya tiempo que pienso que el espacio digital ha sustituido en relevancia al analógico en lo que antes fuera cualquier lugar relacionado con lo público. Una transición que sin duda tiene efectos disciplinares quizá aun poco evaluados.

Que la plaza o la esquina de una calle de esa ciudad de Jane Jacobs ya no constituyen el lugar de encuentro social que fueron es un hecho. Que el auditorio, el aula, cualquier foro, hasta un círculo de Podemos si se quiere, ya no son lugares de discusión verdadera, de formación o de confrontación de ideas, ni de construcción del colectivo, es también otro hecho evidente. Que en las peluquerías, en las cafeterías, en los autobuses, en los mercadonas o en los supercores, es el smartphone quien ejerce su hegemonía tampoco parece discutible.

Todo ha sido redirigido hacia el interespacio digital. Y allí, o aquí, todo se vierte, de momento, de forma indistinta, es un espacio completamente abierto en el que se agolpa lo lejano con lo próximo, lo emocional con lo intelectual, lo íntimo con lo genérico.

El fbespacio además se expande constantemente, multiplicándose conversaciones cuyo hilo resulta ya imposible de seguir, agregándose incansablemente nuevos contenidos y nuevos formatos. Es pues un espacio galáctico y expansivo que creo que se densifica a una velocidad mayor de la que crece.

Es también un espacio por supuesto completamente informe en el que lo único medible es la pura actividad, una actividad incesante que solo tiene alguna decaida en las horas profundas de la noche. Es un espacio lleno de lenguaje y de afán de comunicación. Unas comunicaciones que sí podrían medirse en alguna forma topológica que resulta más o menos imaginable. Pero en esta búsqueda de cierto conocimiento al respecto hay otra cuestión que empieza a llamarme poderosamente la atención.

Es sabido que en comunicación el lenguaje no verbal resulta tan relevante como el verbal. Desde que en 1952 apareciera Introduction to Kinesics del antropologo Ray Birdwhistell hasta la fecha, el número de investigaciones realizadas sobre el gesto, las posturas y el lenguaje corporal, cualquiera puede comprobar que resulta apabullante. Pero todos estos trabajos requieren la presencia física de la persona, requieren que el otro esté ahí, delante de ti, aunque sea con una pantalla de plasma de por medio.

Sin embargo, aunque en el fbespacio el otro no está delante, yo al menos, empiezo también a desarrollar, ante las comunicaciones de otros muchos, ciertos análisis no verbales. Y si esto fuera real o verdadero creo que significaría que yo, o tú, soy más yo mismo al otro lado de la pantalla que ahora miro y para la que trabajo; que yo, ya no soy un cuerpo tecleando a este lado, ni tu otro cuerpo leyendo la pantalla por el otro extremo, sino que ambos somos figuras desfiguradas y en construcción en un nuevo espacio público germinal.

¿Y qué tiene que ver esto con el revuelo con Javier?
- Pues que por su extensión quiero ver en él la posibilidad de reconocer afanes más allá de los propios discursos, creo ya reconocer incluso actitudes en imprevistas interpretaciones de gestualidad. Es decir no solo leo, es que cuando leo veo unos cuerpos que mis ojos no ven.

¿Y la arquitectura?
- Pues me da que urge establecer un nuevo campo de interés