En Diferencia y repetición[1], el gran
Deleuze se propone deconstruir la
subjetividad desplegando una nueva forma de pensar que desvele la diferencia:
el ser como diferencia y el ser como tiempo. Deleuze toma del pensamiento de
Hume[2], la
dimensión de los hábitos en tanto que son ellos los que han de constituir al
sujeto, pues dichos hábitos son los que tienen a los sujetos y no los sujetos a
los hábitos. Por lo tanto, no se debe crear una teoría de lo que hacen los
sujetos, sino que debe elaborarse una teoría de lo que hace a los sujetos.
Las dos imágenes que me propongo relacionar creo que ponen
claramente de manifiesto, sin la necesidad de mayores extensiones, ese distinto
hacer a los sujetos desde un hábito común generalista y repetitivo, explicando
con claridad la diferente condición política colectiva que resulta, impulsada y
constituida a partir de un acontecimiento repetitivo de ocupación del espacio público
urbano.
Imagen 1: Una multitud ocupa las calles de Barcelona el 11
de septiembre de 2017, celebrando la Diada
y portando banderas de independentismo y reclamación de referéndum.
Imagen 2: Una multitud de tamaño casi similar ocupa las
calles de Murcia un día después, el 12 de septiembre de 2017, celebrando la tradicional
romería y portando las imágenes de dos vírgenes, una que abandona la
ciudad después de la fiestas para retirarse a su chalet de la sierra y otra que
vive muy cerca del puente y sale a despedirla.
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