domingo, 7 de abril de 2013

Jan y Jacqueline

Partieron en coche de Toulouse con dos intenciones muy definidas: estrenar su matrimonio, se acaban de casar, y captar L'Espagne du Sud.  Un sur que decidieron sobre la marcha que empezaba en la provincia de Murcia.  Era el año 1951. Las primeras fotos las hiceron en la ciudad de Murcia, una vista de la Torre de la Catedral desde El Malecón, los Salzillos,... pero no era eso lo que iban buscando; se acercaron despues a la ciudad de Cartagena, el Puerto, el Parque Torres,... pero tampoco era eso, por sus propias palabras ellos buscaban una esencia, la sustancia misma de la vida cotidiana de este pais, toda vez que se habían prohibido el tópico de "sol y castañuelas"; decidieron regresar al interior, molinos de viento en el Campo de Cartagena, tampoco, hasta que llegaron a Lorca y allí sí, allí era perceptible con toda claridad que la vida palpitaba fresca, directa, inmediata, fluida, dura pero franca.

Lorca era un ir y venir del campo y de la huerta al pueblo. El contexto productivo ya era sin duda el sur buscado, pero el núcleo en el que todo convergía todavía lo era con más entusiasmo. Y no creo que sea atrevido decir que en Lorca consolidarían las bases de su propia existencia: una vida en pareja dedicada a la expresión de la fotografía subjetiva. Jan ya era famoso, sobretodo por el reportaje de la liberación de Toulouse en agosto de 1944, que incluía un primer retrato asombroso de Charles de Gaulle, pero su trabajo hasta entonces siempre había sido por encargo. En Lorca estrenaron una vida y una fotografía independientes, dos decisiones que resultaron definitivas.

Mi abuelo en aquel año de 1951, tenía 52 años una mujer (mi abuela) y dos hijos (mi padre y mi tio). Vivian en la Huerta del Nublo, la primera diputación Guadalentín arriba, en la que que compartían huerta, secano, cerdos, cabras, conejos, gallinas, pavos, un mulo y un carro. No se si mi abuelo y Jan llegarían a conocerse, si sus miradas en algun momento se cruzaron, si incluso ese mulo y ese carro fueran los de algunas de las fotografías de Jan. Pero yo que sí conocí a mi abuelo y mi abuela en su contexto, que aún recuerdo el día que llegó el agua potable, tambien puedo decir que conocí ese mismo sur, esa misma luz, esas miradas, esos flujos, esa energía, esa transparencia, esa atmosfera.

Jean Dieuzaide, este es el nombre con el que ha sido tan reconocido hasta convertirse en el fotografo frances más prestigioso del siglo XX, volvería otras muchas veces a España, despues de aquel viaje iniciatico del 51; yo tambien iría otras muchas veces a Lorca a lo largo de todos estos años, pero sería en la mañana del sábado de la Semana Santa de 2013, 62 años despues, cuando decidí hacerlo a los mismos lugares que la cámara de Jan, con la asistencia constante de Jaqueline, había registrado, para repetir, yo con mi hijo, la misma acción, sin tener idea de lo que ocurriría pero interesado en evaluar las diferencias. Empecemos por mostrar los resultados:


 
 
 

 

 
 
 
 
 

 


Cada uno que piense lo que quiera, pero a mi me resulta inevitable recurrir a los diagramas sociotécnicos laturianos para poder explicar a la inversa un desmantelamiento de esta magnitud. Lorca ha sido en estos años una agencia empecinada en la destrucción del complejo dispositivo sociotécnico que era su núcleo, por más que saturen sus discursos de refugio en el patrimonio histórico. Eliodoro Puche, su gran poeta maldito, ya lo veía venir, tambien en los 50.

Ciudades muertas
(Del Libro de los elogios galantes)

 Flota un dulce reposo
en la ciudad vetusta... El sol de invierno
sobre las torres y los campanarios
deja la nota gualda de su beso.
Sólo se ven por las estrellas calles
enlutadas y clérigos...
En la fragua sombría, del martillo
sobre el yunque se escucha el tintineo.
Un ciprés se recorta
en el azul del cielo,
al elevarse rígido
de las ruinosas tapias del convento.
Un misticismo suave
lo llena todo... Un ciego
salmodia su aprendida melopea
en el atrio del templo.


De mi cosecha y como resumen esta comparativa última de una foto anónima con la de la inaccesible actualidad :