domingo, 11 de junio de 2017

ARQUITECTURA Y PRESTIGIO





Muchas de las noticias que nos van llegando suelen contener tantas calificaciones que asientan una valoración del hecho antes, incluso, de su propio conocimiento. Leemos rápido y terminamos teniendo un mayor número de opiniones que de informaciones. No obstante un elemental pensamiento crítico aconseja despejar los datos e intentar una razón propia. Desarrollaremos esta actitud con un acontecimiento actual y relevante, en nuestra disciplina, como es el proyecto de la Escuela de Arquitectura de Cartagena (y por extensión de la Región de Murcia). El lugar en el que todos los futuros arquitectos de estos territorios recibirán una formación acreditadora. La casa de la arquitectura misma.

Los hechos son que está en marcha un concurso al que se presentaron 60 propuestas y que ya se conocen los seis finalistas, entre los que, a la vuelta del verano, estará el adjudicatario último. La valoración es que ha sido un éxito de participación, que las deliberaciones del jurado han sido impecables y que cualquiera de los resultados posibles será otro gran éxito porque la trayectoria de cualquiera de los seleccionados ha acumulado el éxito que se requiere para consolidar la marca de arquitecto de prestigio. El razonamiento global sería que como las cosas se están haciendo muy bien el resultado será, en consecuencia y pase lo que pase, excelente.

Me gustaría en lo que sigue ser capaz de argumentar un análisis distinto y de explicar la tristeza que sus conclusiones me han generado, y, todo ello, sin que sea manifestación de acritud o de ofensa, tan solo pido la aceptación de una mirada propia y, a ser posible, el reconocimiento de que es fundada. Solo es el compromiso personal con una disciplina herida el que me impulsa a hacerlo.

Para poder avanzar resulta básico profundizar en el análisis de las consolidadas trayectorias de los seis estudios seleccionados. Recomiendo al lector que lo haga si tiene tiempo, solo es cuestión de ir de web en web, y si no que confíe en mis consideraciones. Vayamos uno por uno, pero intentando configurar el espacio propositivo en que cada uno se mueve, de manera que toda expansión que se produzca amplíe esa agregación de posicionamientos. Cuando hayamos terminado tendremos un lugar, una región arquitectónica que dispone de un estatuto capaz de contener todo lo producido por todos los seleccionados. Valorémoslo. Qué vemos? Vemos esa arquitectura tradicional española aun sujeta a los principios del movimiento moderno que intenta contrarrestar la carencia de riesgo y experimentación  con la eficacia constructiva, el amor al detalle minimalista y la confianza plena en la ortogonalidad. Vemos una arquitectura plácida consigo misma que desatiende cualquiera de las inquietantes preguntas que caracterizan el presente. Una arquitectura que prolonga acríticamente un pensamiento internacional fundado en el desarrollismo y la nostalgia hegemonónica.

Sin embargo si atendemos el panorama actual internacional de la arquitectura resultará muy difícil de negar que, al menos, asistimos a un debate profundo que confronta la prolongación de los principios de la modernidad con su resistencia, con pequeñas prácticas antagonistas, con la búsqueda de alternativas, con escarceos guerrilleros de profunda oposición. Tengo el convencimiento de que la arquitectura, a pesar de las enormes resistencias que se encuentra, está a punto de dar un gran salto, a punto de descargarse de la pesada carga que arrastra para inaugurar una nueva época. La arquitectura pronto consolidará una línea de fuga que la libere de sí misma para empezar a concretar prácticas reales que manifiesten un compromiso profundo, ético y cultural, con la ecología y con un nuevo futuro para nuestro planeta. Un futuro necesariamente distinto del que proyecta la prolongación inconsciente de nuestro presente. Reset modernity! que clama Bruno Latour.

Incluso diría que ese cambio irremediablemente ya se ha producido, pero quién puede discutir que al menos el debate está activo y candente. El mapa de la arquitectura hoy, de sus campos, ejes y vectores es gigantesco, está poblado de múltiples intersecciones muy tensionadas. La arquitectura hoy es lo más parecido a una erupción volcánica en plena actividad.

Así las cosas podemos concluir que en el panorama contrastan dos cartografías profundamente diferenciadas: la de un pequeño pueblo en paz que reúne arquitecturas familiares, con la de una metrópoli que contiene el palpitar eruptivo. Desconozco, aun, si entre las sesenta propuestas que se presentaron al concurso habría sido posible seleccionar un eco de la discusión candente que pudiera ofrecer un repertorio más rico y diverso, pero, a tenor de las determinaciones del jurado, creo que ya no cabe duda de que la voluntad universitaria cartagenera ha dejado claramente manifestada su posición ideológica, y que se dirige inexorablemente hacia una configuración espacial en la que muchos arquitectos serán formados de acuerdo a un orden demasiado rígido para unos tiempos tan flexibles.





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